¿Desde cuándo está tan bueno pensar? Basta del pienso luego existo, por favor. También pienso, perdón pienso, sí pienso en el aire, en todo lo que fluye y amo, automáticamente amo. El amor también debería fluir con total naturalidad como el mar. ¡Oh, por dios amo el mar! La inmensidad fluyendo, la inmensidad siendo inmensa. El todo y lo todo en la misma sintonía, sin trabas. Cayendo, flotando, fluyendo...
Ya no sé si le pongo la misma cara de perro a los días, o los días tienen cara de perro.
Hay que sacudirse más. Sacudámonos, yo me sacudo y vos también.
Caminamos con los demonios a cuesta, y yo ya estoy cansada porque los demonios no fluyen.
Y yo, quiero fluir.
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