viernes, 8 de agosto de 2014

Crónica

Las nubes no tan blancas como la nieve que resbala por mis hombros. Los pétalos que fueron arrancados con dulzura, en busca de una respuesta, en busca del sí. Lo rojo, lo absurdo, lo violento, lo inexistente: la nada. Me desdibujo al ritmo de un blues, de una melodía desolada y demoledora mientras imagino la magia que brota desde las pestañas mojadas de mar. Pinceladas van recubriendo el cuadro que aún no lo es, con el alma puesta en cada figura, en cada color, en el paisaje que va formándose. Un manchón color café irrumpe la armonía de los árboles y el sendero me lleva a no sé dónde. Paso a paso re-descubro un cielo que fui pintando cada vez que me acordaba del amor. La maravilla siendo cotidiana me destroza y parte en mil quinientos pedazos pero decido seguir porque el dolor es tan sólo eso, dolor.
El sueño de siempre sigue siendo un sueño. La orquesta del mundo hoy quiere tocar para mí y la película vuelve a reproducirse. Cubro uno a uno los huecos que se van regenerando con el recuerdo, el desgarrador y fastidioso recuerdo. La capa roja vuelve a respaldarme y salgo al encuentro. No quiero tener más miedo, no quiero quedarme encerrada en el umbral de la pesadilla y la fantasía; las figuras se van transformando a medida que me voy alejando del escondite y la luz amarilla me recibe con dulzura. Los pies sobre las olas que rompen en la orilla de la memoria, la roca desteñida de tanto dolor, la arena que se mezcla con las lagrimitas que reflejan a los ojos que ansían encontrarse con los otros. El sur revestido para mí, la esperanza acabándose mientras la realidad golpea la puerta. La cuestión siendo cuestionada por los dedos que temen acariciar el rostro del olvido y el vestido azul de primavera guardado en el quinto cajón.
No quise interrumpirte, no quise interferir, no quise que te detuvieras, no quise que me prestaras atención, no quise que me preguntaras mi nombre, no quise que te fijaras en mí, no quise que me llamaras. No quise decir que todo lo anterior no es cierto, porque entre poder y querer, sólo queda intentar, re-intentar y volver a intentarlo, una vez más.

1 comentario:

  1. "La cuestión siendo cuestionada por los dedos que temen acariciar el rostro del olvido y el vestido azul de primavera guardado en el quinto cajón."

    Hermoso

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