Un hombre juega a perderse entre las casas de un barrio que fue mío. Ese
hombre ha dejado de tocar su piano a las 12:17 a.m.
Lo vi desde la ventana. Calzaba unos zapatos color suela, vestía unos
pantalones azules con tiradores negros. Llovía.
No quiero verme morir entre
las flores arrancadas por unas manos que soñaron tocar tu rostro. No quiero
caminar por la llanura verde sin antes sentir la elegancia de la espuma tocar
mi piel. No quiero llegar al punto exacto del olvido sin ganas de olvidar. Si
toda la rosa se encuentra en la rosa y lo no dicho debajo de la almohada…
¿Dónde habita el sueño de un poeta que no lo es?
Vi desde la ventana a un niño jugar con el agua sucia de los charcos,
mientras se comía un alfajor.
Vi desde la ventana un azul intenso que cubría como un manto el techo de
cada una de las casas de mi cuadra. Vi las calles, los autos, las risas, los
labios, los no y los pero.
Vi a una sombra mirarme desde el otro lado de la calle.
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