Pensaba en el amor amarillo como pensé en el estallido de la mar
Escribí versos tristes cuando imaginé tu reacción después de mi reacción que provocaba alguna otra reacción
Me dormí con tu deleitosa melodía saliendo del mágico personaje que presume
la blancura de sus teclas,
la pureza de sus bemoles
y las cuerdas percutidas esperando vibrar, esperando danzar
Quise fantasear que los dedos, los delicados dedos tocaban para mí
soñé con la brillante sinfonía que me proponía jugar
me invitaba a mirar, a sentir (te) y a sentir (me)
Mezcla de compases que se funden y se retuercen bajo la misma luna teñida de dulzura
energía cósmica que invade la voluminosa sala donde están
los desconocidos deseando conocerse.
Pensaba en el abrigo fulgurante sobre mis hombros, en los brazos lamiendo mis antiguas heridas
en una casualidad no tan casual,
en la transición
el surgimiento de la palabra
y el opaco verduzco de tus ojos,
de tus aniñados y enternecedores ojos.
domingo, 29 de junio de 2014
sábado, 28 de junio de 2014
Con ojos cerrados
Pensando en el diván, en ese silencioso diván
acaece mi esquizofrénica comprensión,
atravesada por pensamientos inventados que se ríen de la aburrida y desesperante rutina
caigo endeble y caprichosa sobre la alfombra que a veces es gris
y otras, violácea es
en esas lágrimas lagrimitas que se escapan casi sin querer
me encontré con tu nombre
recuerdo, recuerdo aquella vez que no te recordaba
recorté tu carita y en mi mente la pegué como una figurita irrebatible
me burlé de las cursilerías y un poema te inventé
y guiada por la dulce melodía, te imaginé
Pensando en el diván, en ese silencioso diván
el anonimato me volvió a atrapar
casi sin remedio, pedí no sentirte más
pero pienso y re pienso los ojos tornasolados
los sabios dedos que susurran amor
los párpados que cubren las pupilas como la blanca noche
y te pintan sublimes expresiones que se hacen y se deshacen en el rostro
como pinceladas de cielo
como las veladas risas que se ocultan en mi boca lacrada
Pensando en el diván, en ese silencioso diván
te inventé una vez más
(sólo una vez más)
y me encontré con otro yo
porque quizás (sólo quizás)
seas tan adicto al anonimato como yo.
jueves, 26 de junio de 2014
Mumita
Con la sangre blanca pálida helada, vivo. Infusión intravenosa de dolor no pedí jamás, sin embargo nos sucede que llegamos y estamos donde jamás quisimos estar. El agua glaseada de tintes amarillos, azules y verdes se funden con la espesa espuma y la explosión con la diminuta arenilla que sale de los ojos trocados agonizantes que mueren y reviven en la luz violeta de los cielos cruzados y explotados.
La tinta seca sobre la piel húmeda y escamosa, quebrajada y resquebrajada
los golpes que invaden la armonía, la deleitosa armonía de los hados
las manos grandes, más grandes que nunca, más aceitosas que nunca, más violentas que siempre
El dolor deliciosamente rojo.
Ella llamó a la puerta sin saber quién estaría del otro lado, con la luna a medio llenar, la suerte la dejó atrás y con un ramo de margaritas apretujadas y arruinadas, él la esperó. -Se me estropearon un poquito, pero acá las tengo con todos los pétalos del quiere y no me quiere, llamándote con el silencio de mis labios y el grito de mis ojos, llegaste y yo llegué.
La carta de mi madre la tengo guardada en un cajón color coral. Manchada de recuerdos y emociones, dobladita así la dejé, la banqueta me esperaba frente al majestuoso monstruo de la embravecida melodía.
Me sacó el alma nota a nota y de un mordiscón me arrancó el corazón, con sus dientes musicales tocados y retocados, de adelante hacia atrás, en simultáneo y del revés. Él ya no quiere mirar las escenas, las odiosas y apáticas escenas, es un rebelde, mi rebelde. La ceremonia silenciosa de la siniestra imaginación latente en el espejo, como un espectro, como algo que no es y quiere ser. El vestido blanco no manchado de pureza, me espera sobre la cama. Los zapatos lustrosos de sensualidad y provocación anhelan mis blancos y pequeños pies. El collar peligroso, el relicario oculto, la magia negra que se pinta de púrpura y me susurra cosas que jamás diré. Él, amando al solemne monstruo, al monstruo solemne,
me espera sobre el cortinado bordó y me invita a jugar.
La carta de mi madre, la tengo guardadita en mi caja color coral y me pide salir, y yo la saco a pasear un ratito, sólo un ratito. No quiero abrirla, no me animo a leerla, pero ella es subversiva y nada le interesa, se le escapan las últimas palabras teñidas de tintura color sol, y me recuerda:
La tinta seca sobre la piel húmeda y escamosa, quebrajada y resquebrajada
los golpes que invaden la armonía, la deleitosa armonía de los hados
las manos grandes, más grandes que nunca, más aceitosas que nunca, más violentas que siempre
El dolor deliciosamente rojo.
Ella llamó a la puerta sin saber quién estaría del otro lado, con la luna a medio llenar, la suerte la dejó atrás y con un ramo de margaritas apretujadas y arruinadas, él la esperó. -Se me estropearon un poquito, pero acá las tengo con todos los pétalos del quiere y no me quiere, llamándote con el silencio de mis labios y el grito de mis ojos, llegaste y yo llegué.
La carta de mi madre la tengo guardada en un cajón color coral. Manchada de recuerdos y emociones, dobladita así la dejé, la banqueta me esperaba frente al majestuoso monstruo de la embravecida melodía.
Me sacó el alma nota a nota y de un mordiscón me arrancó el corazón, con sus dientes musicales tocados y retocados, de adelante hacia atrás, en simultáneo y del revés. Él ya no quiere mirar las escenas, las odiosas y apáticas escenas, es un rebelde, mi rebelde. La ceremonia silenciosa de la siniestra imaginación latente en el espejo, como un espectro, como algo que no es y quiere ser. El vestido blanco no manchado de pureza, me espera sobre la cama. Los zapatos lustrosos de sensualidad y provocación anhelan mis blancos y pequeños pies. El collar peligroso, el relicario oculto, la magia negra que se pinta de púrpura y me susurra cosas que jamás diré. Él, amando al solemne monstruo, al monstruo solemne,
me espera sobre el cortinado bordó y me invita a jugar.
La carta de mi madre, la tengo guardadita en mi caja color coral y me pide salir, y yo la saco a pasear un ratito, sólo un ratito. No quiero abrirla, no me animo a leerla, pero ella es subversiva y nada le interesa, se le escapan las últimas palabras teñidas de tintura color sol, y me recuerda:
"Amá Mumi, amá y a Cielo Abierto"
martes, 24 de junio de 2014
tartamudeando, [-te]
Dicotomía nombrarte, dicotomía denominarte
sos todo aquello que nunca quise, que siempre quise
sos el azúcar amarela que endulza mis ojos tristes y quedados
sos ese callejón que se vuelve irreconocible y eterno
lo que imagino, lo que sueño, lo que invento
lo que siento y lo que dejé de sentir esa vez que decidiste no sentirme más
el rasguño anclado en la piel muda, blanca, roja y azul
me pierdo entre mí, conmigo y sin mí, cada vez que quiero llamarte
(cada vez que quiero alcanzarte.)
Luchando con las palabras, el lenguaje efímero e inútil
entonces decido penetrarme
en la
melodía,
en las teclas que son blancas pero también negras
intentando decirte todo aquello que no puedo decir
Sos, sí eso sos
el saludo atragantado entre las cuerdas que no pueden vibrar
cada vez que tus ojos en los míos se clavan
ese estulto cómo andás que no sale porque no puede salir.
Sos, sí eso sos
el recuerdo de amores que atormentan cada vez que tu nombre
se pone en correlación con el ahogo, el llanto y la melancolía melancólica
Sos el rojo en mis pinturas,
el blanco sucio en mis cielos, el verde en mis ojos
la estrella deseosa de impregnar el manto negro que no se apiada de mi cobarde corazón
deseo, deseo que la palabra surja
que la revelación te transcurra, dejando la espera,
(la odiosa y adictiva espera)
Te vi, llamándome con otro nombre
te vi buscándome entre el resto, entre la desesperación y el humor deficiente de tus textos
te vi presuntuoso y altivo, con aires de grandeza inexistente
te vi tartamudeando un poema frente a una audiencia,
y yo me perdí, y no te entendí y sólo te ví
con tu piano mágico, con tu indiferencia ingrata, con tus ojos preocupados
tenso con vaso en mano, anhelando el milagro
Sos, todo eso sos
lo indecible, mi indecibilidad decible de mis míseros covers
los dibujos animados
los sueños no soñados
el dulce golpeteo que surge de mi preciado cajón peruano
lo no dicho jamás y todo aquello que quiero decir, -te
el montgomery gris, el sweater azul y la rosada bufanda.
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